María Ángela Moya Maldonado
María Ángela Moya Maldonado, nació el 13 de octubre de 1940, actualmente tiene 84 años, es mi abuela materna, "Mamita linda" le digo yo.
Ella nació en la Cruz, pero vivió en diferentes zonas de la quinta región como resultado del trabajo de su padre, hasta que, en el año 1960 y como consecuencia del desastre que dejó el fuerte terremoto de Valdivia, les regalan un terreno en Olmué, construyendo la casa familiar. Es la mayor de 10 hermanos.
Quiero decirle a mi mamita linda que no sé cómo explicar la emoción que causaban en mi las visitas que realizó en mi niñez y que hasta hoy, con verla, vuelvo a sentir porque, desde que tengo memoria, ella ha estado presente en mi vida de una forma tan bonita que no puedo sentir menos que amor.
Veo todo el sacrificio que significaba para ella ir a vernos desde Villa Alemana a Olmué en un periodo donde la locomoción era escasa y las distancias se hacían más difíciles.
También recuerdo los tiempos de vacaciones juntas, de niña podía sentirme segura y tranquila durmiendo a su lado o que, durante el día, disfrutaba viendo dibujos animados por horas a la espera de verla llegar de su trabajo como asesora de hogar: ¡esperaba con ansias su retorno, era tan feliz de verla llegar! A través de este homenaje, mamita linda, quiero que sepa que usted y su hogar son mi refugio, la imagen de lo que significa la incondicionalidad del amor que me acompaña hasta hoy.
Pero la historia no acaba ahí, ha sido una mujer tan inmensa que hoy que soy madre, puedo ver cómo su presencia impacta de forma bonita en la vida de mis hijas, quisiera poder retribuir todo lo que ha hecho por mí y llenarla de amor; quisiera que fuera eterna y por eso me comprometo a cuidar y atesorar su legado, porque su presencia ha sido clave para convertirme en la mujer que soy hoy, porque me ha transmitido fortaleza, valentía y una personalidad extrovertida qué hoy me caracterizan. Me enseñó que frente al dolor se baila más fuerte, siendo ella el abono del amor para crecer y seguir.
Ha sido una mujer de fortalezas y entrega hacia otros, admiro la forma que ha tenido para afrontar lo adverso, dispuesta a seguir, a levantarse y levantar a los demás, cuidando de sus cuatro hijos, sus nueve hermanos, su compañía en mi vida y en la de mis hijas, todo cuanto refleja la bondad que guarda en sí y comparte a través de palabras y presencia hacia quienes conoce.
Quiero agradecerle por entregar alegría, optimismo y enseñarnos a bailar por sobre todo, por llenar nuestros hogares de cueca y cumbia, haciendo de los encuentros familiares momentos de risas, entretención y mucho amor donde ella es siempre la protagonista.
Gracias mamita linda por hacer de mi vida un mundo donde poder ser feliz.