Javiera Carrera Verdugo  


Yo no vuelvo (estuvo en Argentina hasta 1824) mientras ese asesino –que además es el huacho Riquelme (se refiere a Bernardo O´Higgins)– gobierne mi Patria" (Fundación Futuro, s/f).

Javiera Carrera Verdugo nació en la ciudad de Santiago de Chile en 1781, fue la hija mayor del matrimonio conformado por Ignacio de la Carrera y Francisca de Paula Verdugo. Posterior a ella nacieron sus tres hermanos: Juan José, Luis y José Miguel, quienes fueron considerados "genios y figuras" de la Independencia de Chile. Se rumoreaba en esa época que fue Javiera quien inspiró a sus hermanos menores hacia esta gran misión de conseguir el fin del dominio español en Chile, apoyó a sus hermanos para llegar al poder y también los acompañó en el destierro, optando por un auto exilio antes que tener una vida hogareña, dejando a su segundo marido y sus hijos, yendo en contra de los cánones sociales de la época.

Vivir en Argentina no le resultó fácil a Javiera, debió enfrentar problemas de salud que se sumaron a una gran precariedad económica. Así y todo, asistió a diversos mítines políticos –de hecho, tuvo participación en la famosa y fracasada conspiración contra O´Higgins de 1817– y tuvo una relación amorosa con un capitán estadounidense que también apoyaba la causa libertadora. El camino de la lucha para la independencia que protagonizaban los hermanos Carrera, no fue favorable para ellos ni para los disidentes de Bernardo O´Higgins, una de las consecuencias de aquello es que Javiera fue recluida en un convento de monjas en Buenos Aires.

Benjamín Vicuña Mackenna hace referencia sobre su temple, mientras que, Bartolomé Mitre (1890), la caracteriza con "alma intrépida y una imaginación ardiente", subrayando que una vez producida la detención de sus hermanos no se limitó a llorar su desgracia, sino que se lanzó a una activa lucha político-judicial en defensa de ellos y en contra de Bernardo O´Higgins (Fundación Futuro, s/f).


Javiera Carrera Verdugo
Javiera Carrera Verdugo

Respecto a la imagen de Javiera que crearon los historiadores, fue diseñada principalmente sobre dos rasgos: su valentía y la belleza con la que deleitaba, características que habrían ayudado a lograr las aspiraciones de sus hermanos.

Patriota de alma y corazón, fue ella quien bordó de manera silenciosa y valiente la primera bandera republicana, la que fue izada el 4 de julio de 1812 en una comida con el cónsul de Estados Unidos en Chile. Javiera no sólo bordó la bandera con la luz que brindan las velas, también, con la habilidad que amerita ese trabajo, segura y sin dar pie atrás, noche a noche escondía a los "huasos" en la hacienda familiar en El Monte cuando llegaban con armamentos para enfrentar a los realistas, les daba comida y los incitaba a mantenerse firme con la causa, pese a las amenazas de represalias de las fuerzas españolas, dejando ver su valentía. Lo cierto es que, con la llegada de La Reconquista (1814), la bandera fue capturada por los realistas y llevada al Virreinato del Perú como un trofeo de guerra. Nunca más se encontró ni se obtuvo alguna información de ella.

"A la edad apenas de veinte i cinco años ya era doña Javiera Carrera uno de los consejos i uno de los brazos de la conspiración libertadora. Su salón fue el verdadero hogar de la revolución. Allí se concentraron, buscando un confortable abrigo, todos los hombres i todas las ideas de la época; allí fermentaban las cabezas i tomaba cuerpo i bríos la revolución" (Fundación Futuro, s/f).

Miguel Luis Amunátegui, Vicente Grez y Benjamín crearon obras donde resaltaban de Javiera Carrera su compromiso con la causa patriota, la consideraron una mujer estudiada, fuerte y decidida (Biblioteca Nacional Chilena, s/f).

Gracias a la perseverancia en su lucha, en 1826, Javiera logró repatriar los restos de sus tres hermanos, y no sólo eso: consiguió sepultarlos. El General Francisco Antonio Pinto, entonces jefe de Estado, lideró la ceremonia oficial que se les rindió a los hermanos Carrera en la Catedral Metropolitana. Finalizada ésta, sus restos fueron enterrados en su interior. Desde 1862, se les unió el cuerpo Javiera. Hasta ahora, los cuatro hermanos Carrera Verdugo descansan en el templo mayor capitalino.

¡Qué duda cabe! Su personalidad –a veces avasalladora, temeraria y hasta odiosa– que además no intentaba disimular, la hicieron un personaje controvertido. Sin embargo, era imposible no reconocer en Javiera Carrera una mujer consecuente como pocas.

La biografía mencionada, corresponde a un resumen de información obtenida de los documentos escritos por Fundación Futuro y Biblioteca Nacional de Chile/memoriachilena.

Información extraída de:

https://www.fundacionfuturo.cl/wp-content/uploads/2019/07/javiera-carrera-final.pdf

Javiera Carrera - Memoria Chilena, Biblioteca Nacional de Chile